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A R T E S A N O S

Trabajamos con comunidades originarias y rurales de Argentina. Cuando es necesario, complementamos con el trabajo de artesanos y trabajadores de cooperativas y emprendimientos productivos en comunidades con vulnerabilidades sociales de Buenos Aires y alrededores. La difusión, comercialización y producción permite a los artesanos empoderarse, generar ingresos y mantener su forma de vida y cultura arraigados a su Tierra. 

KOLLAS Y COMUNIDADES DE LA PUNA

Rodeados de montañas y silencio, artesanas y artesanos hilan y tejen la fibra de las llamas que habitan esta región. Gracias a los conocimientos ancestrales y a sus valores comunitarios, que son parte de su cultura, están unidos en cooperativas y organizaciones sociales, que además de generar trabajo para más de 200 familias, son un espacio de empoderamiento y lucha por sus derechos.

  

"Estoy orgullosa de haber cumplido la meta de vivir de nuestra producción, crear nuestra fuente de trabajo, solventarnos económicamente nosotras mismas como mujeres, porque antes dependíamos mucho del marido. Y  también por la capacitación, nosotras día a día nos vamos formando. Creo que esto nos hace crecer como mujeres y como personas en todo sentido"

 

(Eugenia Gutierrez, tejedora y lider)

COMUNIDADES WICHÍ

Trabajamos con tres comunidades originarias de la etnia Wichí, en el Monte Chaqueño. Trabajan la madera de palo santo y los tejidos en fibra vegetal, hechos con una de sus plantas autóctonas, llamada Chaguar. 

Su tranquila forma de vida se rige por los ritmos de la naturaleza, el contacto con el río y el monte. Mantienen su propio idioma e idiosincracia, alejados del paradigma del consumo. 

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"La venta de las artesanías para las mujeres es fundamental, no sólo por el ingreso que les representa, que es importantísimo, sino también porque las conecta mucho con la historia de su cultura, entonces eso no se pierde"

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(Lucía Cardini, Fundación Niwok)

COMUNIDADES PILAGÁ

Trabajamos con 80 artesanas asociadas y gestionando su cooperativa dedicada a la cestería con fibra de carandillo y paja brava.

Su territorio es plano y cálido, cercano al bello Bañado La Estrella, donde habitan yacarés, serpientes, avestruces y cientos de aves.

Tejen en grupo o en sus hogares, realizando todo el proceso junto a sus quehaceres cotidianos y domésticos. 

Este trabajo es una tradición arraigada que forma parte de su cultura y que al comercializarlo, se convierte también en un medio de subsistencia y empoderamiento, al generar sus propios ingresos y mostrar su trabajo orgullosamente a otras culturas y pueblos. 

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"Tratamos de que esto no se pierda porque es una parte de nuestra cultura que se se debería borrar. A mi me enseñó mi abuela, y ahora mi hija esta comenzando a curiosear, ya quiere aprender" (Jesica, artesana de Campo del Cielo)

 

TELERAS SANTIAGUEÑAS

Al costado del la ruta, allí donde la tierra se resquebraja y el sol calienta a 50ºC durante el verano, se conserva una tradición telera de colores vibrantes e hilados gruesos de lana.

Posiblemente la alegría de los tejidos sean fruto de la nobleza y fuerza de estas artesanas que abren sus puertas al visitante y decoran con sus creaciones el paisaje monocromático que las rodea.   

En la tranquilidad de sus hogares, las mujeres tejen en enormes telares confeccionados artesanalmente como maquinas o hechos en el piso, en la tierra. Muchas de ellas hilan y tiñen las lanas también.

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TEJEDORAS DE TUCUMÁN

Rodeadas por los valles de Tafí, en Tucumán, este grupo de 40 artesanas y artesanos trabajan la madera, metales, pero sobre todo el tejido en telar. Dentro de esta organización hay productores de herramientas textiles, hilanderas y tejedoras.

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Hilan, tiñen con tintas y colores naturales, y tejen en telares circulares y tradicionales, como también a dos agujas y crochet.

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"Una de las metas que nos pusimos en su momento, antes del 2004, fue pensar en un emprendimiento, un lugar, una contención laboral para nuestros hijos. Todas en ese momento teníamos hijos bebes y chiquitos y parecía un sueño imposible. Hoy dos de mis hijos están asociados a la cooperativa, uno con 21 y otro con 18, y es alucinante para mí personalmente sentir que ese sueño que parecía tan complicado de lograr, haya sido concretado" (Fiorina, artesana)

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Podés leer la entrevista completa y conocerlas mejor en nuestro diario. 

OSCAR Y SU TALLER

Trabajamos con un taller de marroquineros bonaerenses, con una particular historia que nos inspira: su fundador aprendió el oficio estando en prisión. Recuperada su libertad, se propuso cambiar su vida, utilizando lo aprendido como herramienta. Hoy enseña y da trabajo a sus hijos y otros liberados, que enfrentan un estigma a la hora de buscar empleo.

"El que dice que la gente no cambia, que venga a verme" nos dijo Oscar, y nos iluminó con su sonrisa orgullosa y su historia inspiradora. 

TEJEDORAS RURALES BONAERENSES

Estas mujeres de parajes rurales de Azul aprendieron a hilar y tejer mientras esperaban a sus niños en las escuelas rurales, tan alejadas de sus casas que debían esperar allí hasta que sus hijos terminaran sus actividades, concurriendo cada 15 días. Hoy este trabajo es una oportunidad de ingresos, pero también un espacio de encuentro, sociabilización y exploración de la identidad femenina.​

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La mayoría de las mujeres que viven en zonas rurales acompaña a su marido (peón o puestero de estancia) en el campo, cuida a los chicos, los lleva a la escuela y se encarga de las tareas domésticas. En ese marco, este trabajo se erige como una interesante oportunidad de empoderamiento.

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Lo más importante es que soy una mamá que vive en el campo y tengo mi proyecto. Es un ingreso para mi familia y un crecimiento personal” dice Lorena, del Paraje Shaw.

ARTESANOS DE LA MADERA, BUENOS AIRES

“La Huella” es una empresa social que combina la salud mental comunitaria con la integración socio-laboral a partir de la producción de muebles y objetos únicos, singulares y sustentables. 

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Sus integrantes han llegado al trabajo con la madera como terapia ocupacional, y hoy autogestionan este hermoso emprendimiento que confecciona piezas de madera.

Acá sentimos que estamos en una empresa, con objetivos de producción y de venta. Nos distanciamos del hecho terapéutico, cada uno tiene su terapeuta o médico. Acá buscamos lograr a través del trabajo un sustento" (Oscar, presidente de la cooperativa)

COOPERATIVAS TEXTILES DE BUENOS AIRES

Son los responsables de confeccionar las bolsas textiles que protegen cada una de nuestras Obras. Y también las terminaciones textiles de carteras y accesorios. Trabajamos con la cooperativa “20 de Diciembre”, creada como fuente de trabajo para costureros que lograban escapar de talleres textiles clandestinos; y con la organizacion "Yo No Fui" que capacita y genera trabajo para mujeres que han estado privadas de su libertad. 

"Si hay algo de lo que estoy orgullosa es de haber visto como algunas de mis compañeras que no habían logrado terminar la escuela primaria, en algún caso además de terminar la primaria -ya de grandes y con hijos criados- pudieron también terminar la secundaria. Y trabajar y capacitarse, y seguir yendo siempre para delante a pesar de las adversidades" Tamara, co fundadora de la cooperativa 20 de Diciembre. 

LOS NARANJOS

Hace 12 años un grupo de niños de un Hogar de Moreno comenzó a tomar clases de cerámica como una forma de pasar sus tardes y aprender un oficio. Hoy, esos niños crecieron y son alfareros calificados que conforman un taller - escuela donde trabajan y enseñan el oficio a nuevos niños y adolescentes, al norte de la región metropolitana de Buenos Aires.

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Leandro, de 24 años, es uno de los 18 empleados que trabajan en la fábrica. “También hago changuitas porque tengo que ayudar en mi casa. Tengo dos hermanas y soy el único varón. Los fines de semana hago tareas de jardinero y ayudo a mi papá, que es tapicero y hace butacas para autos en Escobar”, cuenta. 

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Actualmente, son alrededor de 40 entre los que trabajan y los que están en proceso de aprendizaje.

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TEJEDORAS PORTEÑAS, CIUDAD OCULTA, CABA

Son cerca de 30 mujeres de los barrios Ciudad Oculta y Pilar, que asistían a talleres de tejido y que con el tiempo, fueron afirmándose en el oficio. Mujeres con ganas de progresar, empoderandose en forma individual pero trabajando en grupo. Esta alianza es posible gracias a Sahdes, organización civil sin fines de lucro que promueve la salud y el desarrollo integral de mujeres y niñ@s en situación de vulnerabilidad social.

Leandro, de 24 años, es uno de los 18 empleados que trabajan en la fábrica. “También hago changuitas porque tengo que ayudar en mi casa. Tengo dos hermanas y soy el único varón. Los fines de semana hago tareas de jardinero y ayudo a mi papá, que es tapicero y hace butacas para autos en Escobar”, cuenta. 

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Actualmente, son alrededor de 40 entre los que trabajan y los que están en proceso de aprendizaje.

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